Después de cruzar el “Lago del Desierto” se llega a Candelaria Mancilla pero no os penséis que es un pueblo, es un lugar donde dios perdió la alpargata. Sólo vive una familia que ofrece servicios de camping y también tienen habitaciones. Evidentemente sólo puedes llegar pagar en efectivo con moneda chilena.
Pensad a llevar todo lo que necesitéis con vosotros, agua, comida, dinero y equipo de camping puesto que aquí no hay ninguna parte donde comprar.
La ubicación del camping es espectacular, si tenéis la misma suerte con el tiempo que tuvimos nosotros las vistas son fabulosas. A nivel de instalaciones, hay una zona cubierta con una cocina a leña, mesas y bancos, cubertería básica, una pica con agua y lavabos. Como éramos sólo nosotros dos y Manuel (un alemán que conocimos dos días antes) la señora de la casa nos comentó que podíamos usar los duchas de su casa.
Nos comentaron que en otras épocas del año el lugar está muy concurrido e incluso hay gente que es queda sin espacio.
Nosotros fuimos muy afortunados de solo compartir el camping con Manuel y una pareja de sur-África con quien formaríamos un gran equipo al día siguiente.