Hasta ahora no había mencionado que cuándo contratas el coche, contratas el conductor que a su vez es el guía.
El guía será tus ojos y de él dependerá casi el 100% de tu experiencia durante el safari.
Si tienes un guía tan apasionado y tan conocedor del Mara como nosotros estas de suerte. Julius fue un crac, tanto que lo rebautizamos como Julius-Genius.
Tenía vista de linze, corazón de elefante y espíritu salvaje.
El segundo día tras una mañana con poco movimiento nos dijó: “Nos vamos de aquí, no me gusta seguir los otros coches, ahora vamos a nuestro aire y veréis lo que significa de verdad hacer un safari”. Y puso dirección al Serengueti, dejando atrás los cinco o seis coches con los que nos habíamos cruzado durante toda la mañana.
Y allí, en medio de la nada aparece una manada de elefantes con sus crías. Y al rato, pega volantazo, nos dice que hay leones y cruzamos el río. Allí están, bebiendo tan tranquilos y regalándonos uno de los momentos más mágicos del safari.
el coche